martes, 17 de julio de 2007

VIVIENDO POR LA PALABRA

La Perseverancia

Es sinónimo de persistir y permanecer. En los caminos de Dios, es necesario perseverar, la Biblia nos dice, que una mujer que padecía de flujo de sangre, perseveró y recibió un milagro, así pasó también con Bartimeo, el que era ciego, con Ana, que era estéril y con Eliseo, quien se convirtió en el sucesor de Elías. Todos ellos perseveraron y recibieron las promesas hechas por el Padre Celestial. Debemos perseverar cada día, para no perder la salvación que Cristo nos ha regalado. (Mateo 24:13)

Abderlin Félix/

PALABRAS QUE ALIENTAN

El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece.

Para mi (el creyente), estar “hastiado de sinsabores” pudiera ser significado de la persecución, la injusticia, la pobreza, la enfermedad, la desilusión, maltrato, tristeza, o la oposición de Satanás a mi lucha de fe. Dios quiere que todos los creyentes que están sufriendo y están oprimidos en esta tierra, sepan que viene un día de resurrección y de victoria, cuando estarán con Dios para siempre.

Y es entonces cuando experimentaremos directamente que “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Por lo tanto, cuando esté pasando por dificultades de toda clase, considérelas como insignificantes y glorifique a Dios.


Esteban Rodríguez/

REFLEXIONES BIBLICAS

La Oración Eficaz
Dios quiere que cuando nos acerquemos a Él, le creamos a Él. (Hebreos 4:16)

Acerquémonos pues confiadamente al trono de la gracia, como dicen las Sagradas Escrituras. Puesto que Cristo se compadece nuestras debilidades debemos acercarnos con confianza al trono celestial, sabiendo que el Padre (Dios) recibe y anhela nuestras oraciones. (He. 10:19-20).

Se le llama “trono de la gracia” porque de él fluyen, de parte de Dios, el amor, la ayuda, la misericordia, el perdón, el poder espiritual, el derramamiento del Espíritu Santo, los dones espirituales, el fruto del Espíritu, y todo lo que podamos necesitar en cualquier circunstancia.

Una de las más grandes bendiciones es que ahora Cristo, en calidad de Sumo Sacerdote, nos abre un camino a su presencia, mediante el cual podamos siempre buscar la ayuda que necesitemos.


Oliver Patricio/

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión III



Es en Cristo Jesús que la Iglesia ha sido llamada de las tinieblas donde se encontraba (1 P. 2:9), así que, es Él la base donde descansa su fe, culto y servicio (Ef. 4:1-5). Es Cristo la esencia misma de la Iglesia, ya que ella fue constituida por Él como casa espiritual donde se sacrifica adoración continua al Padre Celestial (1P. 2:5), pero eso no parece ser lo que se está haciendo hoy día, el altar de Dios está abandonado (1 R. 19:10; 18:30-32) y quienes sacrifican en él, no lo hacen a Dios, sino a ídolos que a su semejanza han edificado (Is. 40:18-26; Sal. 115:4-8) y cuando se dice que adoran al Dios vivo, el olor de su incienso y perfume, es de fuego extraño (Lv. 1 y 2; Ex. 30:8-9,37,38). Si la Iglesia mira a Cristo y en Él prepara su ministerio y adoración, estará volviendo a la senda antigua a la esencia misma de su existencia (Heb.12:2; Jer. 6:16), pero en la actualidad aún podemos escuchar el resonar de su voz en el desierto diciendo: “volveos a Dios, en Cristo, porque dos males ha hecho mi Iglesia, dice el Señor, me dejó a mí, fuente de agua viva y cavó para sí cisternas, sí !!! cisternas rotas que no retienen agua” (Jer. 2:13), y en su idolatría se ha vuelto sensual y vana y bajo cualquier árbol se ha echado a fornicar (Ez. 16:6-8, 14,15), con el humanismo, pragmatismo, existencialismo y materialismo. Se ha secularizado y pone como esencia su filosofía de mercadería intelectualizada y/o emocional, predicándose a si misma, ofreciéndose a los hombres y buscando su aprobación (Jer. 16:16-25). La esencia de la Iglesia es Cristo, es el lugar de su adoración y ministerio (Jn. 14:12-14; 8:58; 1:14; 2:19). La Iglesia es su Reino; el evangelio, la ley de su gracia (Ro. 8:2). Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Reconoce, oh Iglesia, su señorío, su trono sobre ti (Heb. 1:8-13; Ap. 4:10-11). No reniegues de Él como las que dicen que quieren su nombre pero no su pan y sus vestidos; su pan es la verdad, sus vestidos son la justicia y la santidad (Is. 4:1), Él es tu sabiduría, tu justificación, tu santificación y tu redención (1 Co. 1:30)


José Cohen/

lunes, 9 de julio de 2007

REFLEXIONES BIBLICAS

Pedid y se os dará (Juan 15:7)

El deseo de Cristo es que los creyentes puedan tener confianza en Él, que al pedir puedan recibir. El secreto de la oración contestada es permanecer en Cristo. Cuanto más cerca uno viva de Cristo, mediante la meditación y el estudio de las escrituras, tanto más estarán de acuerdo nuestras oraciones con la naturaleza y la palabra de Cristo, y por consiguiente más eficaces serán. (Juan 14:13, 15:4).

La oración es imprescindible, para mantener la unidad y la santidad en el pueblo de Dios. Un pueblo que no ora no puede mantener la armonía entre hermanos. Por consiguiente debemos orar en todo tiempo, sin importar el lugar o la hora.

Así que cuando lleguen las dificultades, ora, y todo será más fácil. No te turbes, simplemente ora, que Dios te escuchará.

(1 Tesalonicenses 5:17).

Oliver Patricio/

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión II

En la edición anterior hablamos del término de donde proviene el significado de Iglesia y dimos también una definición, y como se ha entendido el término Iglesia a través del tiempo. En la presente edición quiero fijar mi atención en la esencia misma de la Iglesia, pues a simple vista parecería que es el ser humano, la razón de ser de ella. Pero no depende de los hombres. Su principio y fin, es Dios, y la gloria de su nombre (Ef. 1:5-6). Quien llama, convence y regenera, es Dios mismo (Ro. 8:30). Es él quien estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Co. 5:19). No fue el hombre que se apartó para buscarle y santificarse para Él, sino todo lo contrario, Dios se despojó de sí mismo para buscar lo que se había perdido en pecado y muerte (Fil. 2:7).

Hoy la Iglesia predica una fe que nos parece dudosa. La vemos caminar de brazo con el incircunciso error, al poner al hombre como eje principal de su proclamación, pues su culto y ministerio giran en un antropocentrismo ególatra. Y hasta que no mire al Dios de las Escrituras, quien es la razón esencial de su existencia, culto y ministerio, no sanará (Is. 1:5-6, 57:17-21). Por no estar ubicada en su esencia es que camina en el pantano de la secularización y las modas (Ro.1:32, 12:2). Por lo cual, la Iglesia no está siendo eficaz y eficiente en su función. Dice una frase que “uno se parece a lo que adora”, y la Iglesia va dormida en los hombros de su amante, su adorado mundo. Oh!!! Despierta, despierta moradora del polvo, sacúdete de él, y la luz de Cristo te alumbrará (Is. 52:1-2). Jesucristo te llama para ser un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios (1 P. 2:9). Es con un propósito, mira a Él, mira su cruz, mira su tumba (Is. 45:22-23). Duélete por tu pecado, cambia de actitud, vuélvete a tu Señor y cuida tus depósitos en Él.

José Cohen /

PALABRAS QUE ALIENTAN

Si alzo mi cabeza, tú me cazas como león y vuelves a hacer maravillas”.

Cuando estamos sufriendo aflicción severa, a veces sentimos que Dios está en contra. Pero hay una revelación más completa que ofrece el Nuevo Testamento (NT) sobre la aflicción, con el resultado de que el creyente (o sea, yo) puede incluso gloriarse en el sufrimiento. Pablo le escribió a los corintios sobre su tribulación y en medio de ella perdió la esperanza de conservar la vida; pero aun en su aflicción Pablo bendijo a Dios porque su presencia y su Espíritu estaban con él para consolarlo. Todos los grandes santos de Dios han experimentado la verdad bíblica de ser uno con Dios y su Reino y, estar dedicado a sus caminos y normas no necesariamente acarrea la liberación del sufrimiento terrenal, sino una liberación para experimentar el sufrimiento terrenal con Cristo. Si ellos pasaron por grandes sufrimientos y aflicciones y vieron la gloria de Dios, ¿no crees que tú también puedes verla? ¡¡Eres un santo de Dios!!

Esteban Rodríguez /elsanadorherido.org@hotmail.com

VIVIENDO POR LA PALABRA

La Obediencia

Bíblicamente, la obediencia en el creyente es muy importante, ella hace que Dios lo exalte. Podemos ver el ejemplo de obediencia mostrado por Pedro, al ser llamado por Jesús, ya que él no le preguntó por qué he de seguirte, sino que en obediencia fue tras el Maestro y en la Biblia están los resultados de la vida del apóstol. Así que, hermanos, llevemos una vida en santidad, integridad y obediencia.

Abderlin Félix/

lunes, 2 de julio de 2007

REFLEXIONES BIBLICAS

Deléitate y Espera (Salmo 37:4)

Deleitarse en el Señor es desear y disfrutar de la cercanía de su presencia. Es querer que él esté siempre a nuestro lado. A los que se deleitan en el Señor, Dios les concede los deseos de su corazón. Esto es a los que andan en justicia y en la verdad de su palabra. Dios responde el clamor del corazón de los creyentes, si los deseos de ellos están de acuerdo con los de Él (Juan 15:7).
Cuando los creyentes se deleitan en Dios y en su voluntad, Dios mismo pone en el corazón de ellos los deseos que Él propone cumplir en ellos (Filipenses 2:13).Si pides y no recibes, deléitate y verás que Dios contestará tus peticiones, claro a su tiempo, en este 2007. Si quieres recibir de Dios, sólo deléitate y espera. Ok…

Oliver Patricio/

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión I

La iglesia es el cuerpo de todos los llamados en Cristo para salvación. Etimológicamente el término iglesia viene del hebreo QAHAL o su equivalente en la traducción griega LXX (Septuaginta), Ekklesia, que significa llamado, convocado fuera o simplemente asamblea, congregación. Y aunque entendemos por esto, que la Iglesia es la reunión de todos los llamados a vivir fuera de las corrientes mundanales, en el contesto del Nuevo Testamento (NT) no es así; pues se utiliza para referirse a las congregaciones locales (Hch. 16:5, 20:28; Rom. 16:1,23; 2 Cor. 1:1). Como a la congregación universal de todos los creyentes en Cristo (1 Cor. 14:33; Ef. 1:22, 5:23; Col. 1:18, 24).

Así que, la Iglesia como bien lo dice la confesión de fe de Westminster: Es una, católica, y no pertenece a un país o grupo específico. (trad. Ramires Alvarado, pag. 201).

La iglesia es santa, católica y apostólica. Santa, porque Dios es quien llama, purifica y santifica. Católica, porque es una congregación de corrientes en Cristo a nivel mundial; y apostólica, porque Dios la envió hacer reflejo de El en la tierra para iluminar a todo hombre.

José Cohen /

Palabras que alientan

"Si alzo mi cabeza, tú me cazas como león y vuelves a hacer maravillas”.

Cuando estamos sufriendo aflicción severa, a veces sentimos que Dios está en contra. Pero hay una revelación más completa que ofrece el Nuevo Testamento (NT) sobre la aflicción, con el resultado de que el creyente (o sea, yo) puede incluso gloriarse en el sufrimiento. Pablo le escribió a los corintios sobre su tribulación y en medio de ella perdió la esperanza de conservar la vida; pero aun en su aflicción Pablo bendijo a Dios porque su presencia y su Espíritu estaban con él para consolarlo. Todos los grandes santos de Dios han experimentado la verdad bíblica de ser uno con Dios y su Reino y, estar dedicado a sus caminos y normas no necesariamente acarrea la liberación del sufrimiento terrenal, sino una liberación para experimentar el sufrimiento terrenal con Cristo. Si ellos pasaron por grandes sufrimientos y aflicciones y vieron la gloria de Dios, ¿no crees que tú también puedes verla? ¡¡Eres un santo de Dios!!

Esteban
Rodríguez /elsanadorherido.org@hotmail.com