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miércoles, 19 de septiembre de 2007

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión I

La iglesia es el cuerpo de todos los llamados en Cristo para salvación. Etimológicamente el término iglesia viene del hebreo QAHAL o su equivalente en la traducción griega LXX (Septuaginta), Ekklesia, que significa llamado, convocado fuera o simplemente asamblea, congregación. Y aunque entendemos por esto, que la Iglesia es la reunión de todos los llamados a vivir fuera de las corrientes mundanales, en el contesto del Nuevo Testamento (NT) no es así; pues se utiliza para referirse a las congregaciones locales (Hch. 16:5, 20:28; Rom. 16:1,23; 2 Cor. 1:1). Como a la congregación universal de todos los creyentes en Cristo (1 Cor. 14:33; Ef. 1:22, 5:23; Col. 1:18, 24).

Así que, la Iglesia como bien lo dice la confesión de fe de Westminster: Es una, católica, y no pertenece a un país o grupo específico. (trad. Ramires Alvarado, pag. 201).

La iglesia es santa, católica y apostólica. Santa, porque Dios es quien llama, purifica y santifica. Católica, porque es una congregación de corrientes en Cristo a nivel mundial; y apostólica, porque Dios la envió hacer reflejo de El en la tierra para iluminar a todo hombre.

José Cohen /

martes, 17 de julio de 2007

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión III



Es en Cristo Jesús que la Iglesia ha sido llamada de las tinieblas donde se encontraba (1 P. 2:9), así que, es Él la base donde descansa su fe, culto y servicio (Ef. 4:1-5). Es Cristo la esencia misma de la Iglesia, ya que ella fue constituida por Él como casa espiritual donde se sacrifica adoración continua al Padre Celestial (1P. 2:5), pero eso no parece ser lo que se está haciendo hoy día, el altar de Dios está abandonado (1 R. 19:10; 18:30-32) y quienes sacrifican en él, no lo hacen a Dios, sino a ídolos que a su semejanza han edificado (Is. 40:18-26; Sal. 115:4-8) y cuando se dice que adoran al Dios vivo, el olor de su incienso y perfume, es de fuego extraño (Lv. 1 y 2; Ex. 30:8-9,37,38). Si la Iglesia mira a Cristo y en Él prepara su ministerio y adoración, estará volviendo a la senda antigua a la esencia misma de su existencia (Heb.12:2; Jer. 6:16), pero en la actualidad aún podemos escuchar el resonar de su voz en el desierto diciendo: “volveos a Dios, en Cristo, porque dos males ha hecho mi Iglesia, dice el Señor, me dejó a mí, fuente de agua viva y cavó para sí cisternas, sí !!! cisternas rotas que no retienen agua” (Jer. 2:13), y en su idolatría se ha vuelto sensual y vana y bajo cualquier árbol se ha echado a fornicar (Ez. 16:6-8, 14,15), con el humanismo, pragmatismo, existencialismo y materialismo. Se ha secularizado y pone como esencia su filosofía de mercadería intelectualizada y/o emocional, predicándose a si misma, ofreciéndose a los hombres y buscando su aprobación (Jer. 16:16-25). La esencia de la Iglesia es Cristo, es el lugar de su adoración y ministerio (Jn. 14:12-14; 8:58; 1:14; 2:19). La Iglesia es su Reino; el evangelio, la ley de su gracia (Ro. 8:2). Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Reconoce, oh Iglesia, su señorío, su trono sobre ti (Heb. 1:8-13; Ap. 4:10-11). No reniegues de Él como las que dicen que quieren su nombre pero no su pan y sus vestidos; su pan es la verdad, sus vestidos son la justicia y la santidad (Is. 4:1), Él es tu sabiduría, tu justificación, tu santificación y tu redención (1 Co. 1:30)


José Cohen/

lunes, 9 de julio de 2007

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión II

En la edición anterior hablamos del término de donde proviene el significado de Iglesia y dimos también una definición, y como se ha entendido el término Iglesia a través del tiempo. En la presente edición quiero fijar mi atención en la esencia misma de la Iglesia, pues a simple vista parecería que es el ser humano, la razón de ser de ella. Pero no depende de los hombres. Su principio y fin, es Dios, y la gloria de su nombre (Ef. 1:5-6). Quien llama, convence y regenera, es Dios mismo (Ro. 8:30). Es él quien estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Co. 5:19). No fue el hombre que se apartó para buscarle y santificarse para Él, sino todo lo contrario, Dios se despojó de sí mismo para buscar lo que se había perdido en pecado y muerte (Fil. 2:7).

Hoy la Iglesia predica una fe que nos parece dudosa. La vemos caminar de brazo con el incircunciso error, al poner al hombre como eje principal de su proclamación, pues su culto y ministerio giran en un antropocentrismo ególatra. Y hasta que no mire al Dios de las Escrituras, quien es la razón esencial de su existencia, culto y ministerio, no sanará (Is. 1:5-6, 57:17-21). Por no estar ubicada en su esencia es que camina en el pantano de la secularización y las modas (Ro.1:32, 12:2). Por lo cual, la Iglesia no está siendo eficaz y eficiente en su función. Dice una frase que “uno se parece a lo que adora”, y la Iglesia va dormida en los hombros de su amante, su adorado mundo. Oh!!! Despierta, despierta moradora del polvo, sacúdete de él, y la luz de Cristo te alumbrará (Is. 52:1-2). Jesucristo te llama para ser un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios (1 P. 2:9). Es con un propósito, mira a Él, mira su cruz, mira su tumba (Is. 45:22-23). Duélete por tu pecado, cambia de actitud, vuélvete a tu Señor y cuida tus depósitos en Él.

José Cohen /

lunes, 2 de julio de 2007

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión I

La iglesia es el cuerpo de todos los llamados en Cristo para salvación. Etimológicamente el término iglesia viene del hebreo QAHAL o su equivalente en la traducción griega LXX (Septuaginta), Ekklesia, que significa llamado, convocado fuera o simplemente asamblea, congregación. Y aunque entendemos por esto, que la Iglesia es la reunión de todos los llamados a vivir fuera de las corrientes mundanales, en el contesto del Nuevo Testamento (NT) no es así; pues se utiliza para referirse a las congregaciones locales (Hch. 16:5, 20:28; Rom. 16:1,23; 2 Cor. 1:1). Como a la congregación universal de todos los creyentes en Cristo (1 Cor. 14:33; Ef. 1:22, 5:23; Col. 1:18, 24).

Así que, la Iglesia como bien lo dice la confesión de fe de Westminster: Es una, católica, y no pertenece a un país o grupo específico. (trad. Ramires Alvarado, pag. 201).

La iglesia es santa, católica y apostólica. Santa, porque Dios es quien llama, purifica y santifica. Católica, porque es una congregación de corrientes en Cristo a nivel mundial; y apostólica, porque Dios la envió hacer reflejo de El en la tierra para iluminar a todo hombre.

José Cohen /