lunes, 9 de julio de 2007

RADAR TEOLOGICO

La Iglesia: Esencia y Misión II

En la edición anterior hablamos del término de donde proviene el significado de Iglesia y dimos también una definición, y como se ha entendido el término Iglesia a través del tiempo. En la presente edición quiero fijar mi atención en la esencia misma de la Iglesia, pues a simple vista parecería que es el ser humano, la razón de ser de ella. Pero no depende de los hombres. Su principio y fin, es Dios, y la gloria de su nombre (Ef. 1:5-6). Quien llama, convence y regenera, es Dios mismo (Ro. 8:30). Es él quien estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Co. 5:19). No fue el hombre que se apartó para buscarle y santificarse para Él, sino todo lo contrario, Dios se despojó de sí mismo para buscar lo que se había perdido en pecado y muerte (Fil. 2:7).

Hoy la Iglesia predica una fe que nos parece dudosa. La vemos caminar de brazo con el incircunciso error, al poner al hombre como eje principal de su proclamación, pues su culto y ministerio giran en un antropocentrismo ególatra. Y hasta que no mire al Dios de las Escrituras, quien es la razón esencial de su existencia, culto y ministerio, no sanará (Is. 1:5-6, 57:17-21). Por no estar ubicada en su esencia es que camina en el pantano de la secularización y las modas (Ro.1:32, 12:2). Por lo cual, la Iglesia no está siendo eficaz y eficiente en su función. Dice una frase que “uno se parece a lo que adora”, y la Iglesia va dormida en los hombros de su amante, su adorado mundo. Oh!!! Despierta, despierta moradora del polvo, sacúdete de él, y la luz de Cristo te alumbrará (Is. 52:1-2). Jesucristo te llama para ser un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios (1 P. 2:9). Es con un propósito, mira a Él, mira su cruz, mira su tumba (Is. 45:22-23). Duélete por tu pecado, cambia de actitud, vuélvete a tu Señor y cuida tus depósitos en Él.

José Cohen /